La Asociación Sevillana de la Caridad surge con el objetivo de acabar con la pobreza extrema en la ciudad de Sevilla y fue proyectada por Carlos Cañal y Migolla, a petición del Ayuntamiento de Sevilla y del Arzobispado de Sevilla. La fórmula propuesta por Cañal consistió en la creación de una asociación formada por el ayuntamiento, el arzobispado y socios privados. Se crea el 4 de marzo 1900 al amparo de la Ley de Asociaciones del 30-06-1887, con la previa aprobación del reglamento en 1990-02-09 por el Cabildo municipal. Su primera actuación data de abril de 1900, realizando un socorro en la zona del Pumarejo. El 11 de marzo de 1909 se inscribe en el Ministerio de la Gobernación como Institución de Beneficencia Particular, tras clasificarse de esta forma en el registro oficial del 24 de abril de 1909.
El Ayuntamiento cedió el pabellón exento de la exposición de 1929 de Aníbal González, situado entre la calle Reyes Católicos y Arjona, enfrente del puente de Triana, para la sede de la entidad benéfica.
En 1945 la Asociación Sevillana de la Caridad recibe la mayor donación hecha a la asociación, los terrenos conocidos como “La Huerta de la Bachillera”. Esta donación es fruto de la voluntad del torero Manuel García Muriel, que en su testamento había dispuesto que “sus bienes se distribuirán entre los pobres, para lo cual será entregado a la Asociación Sevillana de la Caridad”. Al fallecer el torero en 1917, estos terrenos pasan al usufructo de su hermano Francisco García Muriel, que falleció en 1945. La asociación arrendó los terrenos en parcelas, algunas hasta de 1200 metros cuadrados, a los emigrantes rurales que marchaban hacia la ciudad en busca de nuevas oportunidades.
El 28-12-1964 se aprueba la Ley de Asociaciones, por la cual las asociaciones tienen que adaptar sus estatutos a la nueva ley en caso necesario, así como remitir copia del acta fundacional al Gobierno Civil e inscribirse en el registro de Asociaciones. Esta asociación no hizo nada de ello, debido a que no estaba dentro del ámbito de aplicación de la Ley en virtud de su artículo 2. A mediados de 1975 la A.S.C. decide acabar con el régimen de tenencia descrito, cediendo el terreno a los vecinos por un precio simbólico, pero tal decisión no llega nunca a ejecutarse. Poco después comienza su declive con una situación legal irregular que obliga al Ayuntamiento a adoptar medidas de tutela e inspección mediante un acuerdo en pleno de 22 de febrero de 1989. Tras un informe municipal, se considera que la asociación debe considerarse disuelta en pleno derecho.
Son numerosos los artículos dedicados a la Asociación en publicaciones de prensa ya sea a modo de publirreportaje o criticando el poco reconocimiento local o de fondos que la sociedad sevillana le otorga. Entre los artículos publicados en ABC en la década de los sesenta se identifica un patrón común dominado por la exaltación de la caridad de la asociación en contraposición con el desagradecimiento de los beneficiarios de sus ayudas, como se puede deducir del artículo titulado “Las dos orillas” firmado por Garci-Pérez y publicado en el número 17. 754 de ABC (24 de julio de 1960): “Los beneficiarios ignoran que no llegan a tres mil las personas que se interesan por ellos. Sí alguno leyera estas líneas ¡qué desencanto!”.