Video electoral del partido político Candidatura Unitaria de Trabajadores (1979-) para las elecciones de 1987 de Los Corrales (Sevilla). Se hace un balance de las actividades desarrolladas por el Ayuntamiento en los últimos ocho años en los que CUT ha ocupado la Alcaldía.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Jornaleros
12 - Colecciones / documentos - Jornaleros
Imágenes de jornaleros recogiendo el espárrago blanco al "estilo navarro" en Martín de la Jara (Sevilla).
La Varás de Navarra, por Manuel Velasco Haro.
Durante casi 40 años las “Varás de Navarra” vinieron a ser sin duda el gran descubrimiento y el principal recurso económico de Los Corrales y La Jara. No habrá familia en estos dos pueblos que no haya tenido en algún momento algún miembro o pariente cercano en estas campañas temporeras.
Como todos los fenómenos migratorios, éste tuvo su punto de origen en un grupo de jareños, que entre 1966 y 1967 se marcharon a la recolección de un producto, hasta entonces desconocido por estos lugares. Era el espárrago blanco que crecía bajo zurcos y lomos de tierra durante los tres meses que van de mediados de abril a mediados de julio.
Los primeros empezaron en la provincia de Huesca. Después se trasladaron a la ribera Navarra. En 1968 les acompañó el vecino de nuestra localidad, Antonio Sánchez Zamora (Fato), que se estrenó como esparraguero en el cortijo de "La Planilla" en Peralta. Al año siguiente repitió y en 1970 avisó a una cuadrilla.
A partir de ahí, el número empezó a multiplicarse a tal velocidad que en cuestión de cuatro o cinco años ya eran varios cientos de hombres y mujeres los que subían al norte. Los primeros, recogiendo los espárragos en el campo, y las segundas, pelándolos en las fábricas.
Campaña tras campaña, a la inmensa mayoría de los pueblos navarros y de la Rioja, próximos a la ribera del Ebro, fue llegando la mano de obra temporera de al menos el setenta por ciento de Los Corrales y Martín de la Jara. Baste recordar la anécdota de un domingo a finales de julio de 1977, donde coincidieron el regreso de diez autocares cargados de trabajadores y trabajadoras con la temporada concluida.
En la misma zona y con el intervalo de un mes, se inició paralelamente también la campaña del tomate a partir de mediados de agosto. Entre una y otra la emigración alcanzó cifras desconocidas, consolidándose como el primer destino y la primera fuente de ingresos de jareños/as y corraleños/as.
Durante estos periodos los pueblos comenzaron a ofrecer un aspecto solitario, habitado casi exclusivamente por niños y ancianos. Sobre ese aspecto, el 19 de mayo de 1974 una publicación de la Hoja Parroquial recogió lo siguiente: “La Plaza estaba llena antes de obreros venidos de las aceitunas esperando un día y otro que alguien les avisara. Cansados de esperar hicieron sus maletas y a rodar. Ahora en La Plaza los que quedan son viejos sentados en los bancos, apoyados en sus bastones con la gorrilla sobre la frente para que el sol primaveral no les moleste. En corrillos de cuatro o cinco hablan de sus cosas: "Ya no hay escarda, ni se da un peón en el campo". En el bar, los únicos clientes que quedan son los viejos. Van a respaldarse de la lluvia, del solano o del sol. Juegan la partida de dominó o a las cartas. Cualquier día de cualquier semana en los bares, a las doce de la mañana o las cinco de la tarde siempre es lo mismo. Ruido de fichas, humo abundante de los celtas que fuman, sonrisas irónicas y los ojillos vivos, aunque ya están cansados de haber visto tanto.
Las campañas se mantuvieron aproximadamente hasta finales de la década de los noventa, donde una parte importante de la mano de obra se fue yendo a la construcción, al calor del boom inmobiliario que se desató en la costa. Hoy forman ya parte de la memoria y del recuerdo.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Un grupo de cinco jornaleros están hablando en una calle de Marinaleda. Uno de ellos tiene una lista donde va apuntando cosas y otro tiene un carnet en la mano. Están organizando la jornada de trabajo comunitario que se denominaba "Domingos Rojos". Aparecen imágenes del pueblo de Marinaleda, donde un grupo de jornaleras se dirigen hacia lugar de trabajo por la calle principal, niños del pueblo juegan en columpios. A continuación hay imágenes del colegio con murales. Un grupo de obreros trabajan en diferentes lugares y se reúnen para organizar la jornada.
Los domingos rojos son una serie de trabajos gratuitos que se comenzaron en la década de 1980 en diferentes pueblos de la Sierra Sur de Sevilla, tales como Marinaleda, Los Corrales o Martín de la Jara. Son trabajos para la comunidad llevados a cabo ciertos domingos al año arreglándose calles, jardines, ayudando a la autoconstrucción de viviendas o trabajo dentro de las cooperativas agrícolas que colectivamente disponen.
"La idea de estos domingos de trabajos voluntarios están en intentar generar en nuestras conciencias otros valores que no sean simplemente la de ganar dinero y poner en práctica la solidaridad imprescindible de cualquier proyecto colectivo que a sí mismo se llame de izquierdas. Muchas obras que de otra forma no podría hacerse han sido realizadas por la generosidad colectiva de estos trabajos, por lo que también representan una forma práctica de entender el bien de nuestra comunidad"-Ayuntamiento de Marinaleda.
Forel, Mireya (1952-)Despedida de los vecinos de Los Corrales que se preparan para la marcha a distintas poblaciones de Navarra (España), para la campaña de recogida del espárrago y del tomate.
Durante décadas, entre 1970 y 2000 principalmente, la emigración temporera fue una de las pocas soluciones para la subsistencia económica de hombres y mujeres en la Sierra Sur de Sevilla. Siendo Navarra una zona que se convertiría a lo largo de los años en destino habitual.
Las Varás de Navarra, por Manuel Velasco Haro.
Durante casi 40 años las “Varás de Navarra” vinieron a ser sin duda el gran descubrimiento y el principal recurso económico de Los Corrales y La Jara. No habrá familia en estos dos pueblos que no haya tenido en algún momento algún miembro o pariente cercano en estas campañas temporeras.
Como todos los fenómenos migratorios, éste tuvo su punto de origen en un grupo de jareños, que entre 1966 y 1967 se marcharon a la recolección de un producto, hasta entonces desconocido por estos lugares. Era el espárrago blanco que crecía bajo zurcos y lomos de tierra durante los tres meses que van de mediados de abril a mediados de julio.
Los primeros empezaron en la provincia de Huesca. Después se trasladaron a la ribera Navarra. En 1968 les acompañó el vecino de nuestra localidad, Antonio Sánchez Zamora, (Fato), que se estrenó como esparraguero en el cortijo de “ La Planilla" en Peralta. Al año siguiente repitió y en 1970 avisó a una cuadrilla.
A partir de ahí, el número empezó a multiplicarse a tal velocidad que en cuestión de cuatro o cinco años ya eran varios cientos de hombres y mujeres los que subían al norte. Los primeros, recogiendo los espárragos en el campo, y las segundas, pelándolos en las fábricas.
Campaña tras campaña, a la inmensa mayoría de los pueblos navarros y de la Rioja, próximos a la ribera del Ebro, fue llegando la mano de obra temporera de al menos el setenta por ciento de Los Corrales y Martín de la Jara. Baste recordar la anécdota de un domingo a finales de julio de 1977, donde coincidieron el regreso de diez autocares cargados de trabajadores y trabajadoras con la temporada concluida.
En la misma zona y con el intervalo de un mes, se inició paralelamente también la campaña del tomate a partir de mediados de agosto. Entre una y otra la emigración alcanzó cifras desconocidas, consolidándose como el primer destino y la primera fuente de ingresos de jareños/as y corraleños/as.
Durante estos periodos los pueblos comenzaron a ofrecer un aspecto solitario, habitado casi exclusivamente por niños y ancianos. Sobre ese aspecto, el 19 de mayo de 1974 una publicación de la Hoja Parroquial recogió lo siguiente: “La Plaza estaba llena antes de obreros venidos de las aceitunas esperando un día y otro que alguien les avisara. Cansados de esperar hicieron sus maletas y a rodar. Ahora en La Plaza los que quedan son viejos sentados en los bancos, apoyados en sus bastones con la gorrilla sobre la frente para que el sol primaveral no les moleste. En corrillos de cuatro o cinco hablan de sus cosas: “Ya no hay escarda, ni se da un peón en el campo”. En el bar, los únicos clientes que quedan son los viejos. Van a respaldarse de la lluvia, del solano o del sol. Juegan la partida de dominó o a las cartas. Cualquier día de cualquier semana en los bares, a las doce de la mañana o las cinco de la tarde siempre es lo mismo. Ruido de fichas, humo abundante de los celtas que fuman, sonrisas irónicas y los ojillos vivos, aunque ya están cansados de haber visto tanto.
Las campañas se mantuvieron aproximadamente hasta finales de la década de los noventa, donde una parte importante de la mano de obra se fue yendo a la construcción, al calor del boom inmobiliario que se desató en la costa. Hoy forman ya parte de la memoria y del recuerdo.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Vecinos de Los Corrales trabajando en la recolección de la uva en Francia por la campaña de la vendimia desde finales de agosto hasta octubre. Actividades llevadas a cabo a lo largo de la jornada laboral y condiciones de vida de los trabajadores, que al finalizar el trabajo cenan juntos y brindan "por la clase obrera".
De Los Corrales a la vendimia francesa, por Manuel Velasco Haro.
A pesar de las temporadas que las familias jornaleras daban en un sitio u otro, la falta de trabajo provocó que la única salida que le quedara a más de la mitad de la población fuese la de coger la maleta y cerrar definitivamente su casa.
Este fenómeno que todavía es objeto de multitud de conversaciones por las vivencias en carne propia para cientos de corraleños/as, no ha sido por el contrario nunca objeto de un estudio detallado que analice los escandalosos niveles a los que llegó. Las condiciones creadas en las zonas agrícolas, donde la banca fue canalizando los ahorros de los grandes terratenientes hacia los cinturones industriales, fomentaron un enorme proceso de desequilibrio entre el campo y la ciudad. La emigración se generalizó sobre todo del sur al norte, aumentando de forma extraordinaria las diferencias territoriales en las rentas. La emigración interior alcanzó cotas altísimas, moviéndose en la década de los cincuenta un millón de personas del medio rural a los suburbios de las capitales de provincias y principalmente a Madrid, Barcelona y grandes ciudades del País Vasco. Eso dio lugar al incremento desorbitado del chabolismo y a la necesidad imperiosa de construir viviendas sociales. Pero fue a partir de 1958 cuando el éxodo entró en su mayor movilidad, buscando prosperidad en el norte del país y en Europa, provocando la salida de otro millón de personas hasta la mitad de la década siguiente.
La composición de la población laboral de Los Corrales estaba formada por una enorme masa desempleada dispuesta a ganar una peseta donde la hubiera. Según el censo de 1950, de las 1.366 personas registradas como activas, 1.153 eran jornaleros, casi el 85 por ciento, todos a la espera de sacar algún mísero jornal en las faenas de siembra o recolección. Tras rastrear casa por casa en cada calle, así como los censados en los ranchos y cortijos, y con la imprescindible ayuda de mi padre Salvador Velasco “el barbero”, quizás el mejor conocedor personal de la inmensa mayoría de los vecinos, pude establecer una serie de datos y cifras. A modo de resumen se puede decir que en los 30 años que van de 1945 a 1975, la emigración se distribuyó de la siguiente forma: 237 a países extranjeros, principalmente a Francia con 87 y a Alemania con 109. En otras comunidades se establecieron 1.003, de los cuales, Cataluña se situó a la cabeza con 727, seguida de Madrid con 127. A las distintas provincias andaluzas salieron 210. A Sevilla y provincia 398, y a otros lugares no localizados unas 640 personas, aunque se podrían distribuir, siguiendo los datos anteriores de manera proporcional, situando a Cataluña como la principal, donde pudieron establecerse finalmente más de mil personas. En total 2.488 vecinos de una población de unos 4500 habitantes en 1945. ¡Más de la mitad de la población!.
Velasco Haro, Manuel (1958-)En el patio interior de la casa de Manuel Velasco y alrededor de una mesa, un grupo de personas charlan sobre su periplo como emigrantes tras las fronteras.
En las conversaciones se abordan las situaciones vividas en los países de acogida, las dificultades atravesadas al abandonar su lugar de origen obligados por la falta de trabajo y la complicada adaptación de sus hijos una vez retornaron a sus pueblos, Los Corrales y Martin de la Jara.
Estas imágenes pasaron a formar parte de un reportaje realizado por al Asociación Juvenil Gente Joven (Los Corrales, Sevilla, España, ca.1980-1995), también conocida como Centro Cultural Mandrágora, que fue llevado posteriormente a Alemania para que fuese proyectado a los emigrantes que no habían vuelto a Los Corrales. Cada uno de los testimonios es una experiencia muy interesante de conocer y forman parte de lo que fue el pasado de cientos de corraleños/as y de decenas de miles de andaluces y andaluzas.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Imágenes de la marcha de una cuadrilla de jornaleros para la recogida de la aceituna, en 1985. En la plaza del pueblo está el autobús que transporta a los trabajadores, cuyas pertenencias son llevadas en un camión, llevándose por la temporada hasta los muebles como camas o cómodas, que se pueden observar apiladas en el camión.
Autoría colectivaDiamantino García Acosta explica en asamblea las negociaciones del gobierno de España en relación el subsidio agrario para el año 1988 y plantea la necesidad de llevar a cabo movilizaciones que contesten la propuesta y de ofrecer alternativas que satisfagan a los jornaleros.
La exigencia a los jornaleros de un número determinado de peonadas para cobrar el desempleo agrario y la no exigencia a los propietarios de las tierras de facilitar trabajo se traduce en un fraude en las firmas de las peonadas, en el dominio del patrón y el miedo del jornalero a no ser contratado. Se están llevando a cabo movilizaciones para que se elimine la ley de los 60 días y se faciliten contratos de trabajo de cuatro meses en el plan de empleo rural, lo que garantizaría 8 meses de sueldo sin la necesidad de mendigar peonadas. Los cuatro meses restantes los resolvería cada uno según su iniciativa.
La lucha contra el requisito de las 60 peonadas para poder cobrar el subsidio agrario fue constante por parte del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) desde su implantación. Numerosas manifestaciones, marchas, encierros o huelgas consiguieron la reducción a la mitad y eliminarlas a partir de los 52 años, aunque el objetivo siempre fue la desaparición total. Lamentablemente, la existencia de ese requisito en manos de una serie de alcaldes y gobernantes corruptos, lo convirtieron en un negocio electoral para obtener votos a cambio de peonadas.
Termina la grabación con el comunicado de que en Los Corrales se le ha puesto el nombre de Caparrós a una vía y con un minuto de silencio en en homenaje a Manuel José García Caparrós (1958-1977), fallecido en Málaga el 4 de diciembre de 1977 por el disparo del arma de un guardia civil durante la manifestación por la autonomía de Andalucía.
Comenta Diamantino que han pasado 10 años y un día, luego la asamblea se estaba celebrando el día 5 de diciembre de 1987.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Reportaje a uno de los fundadores de la primera cooperativa de cerámica en el pueblo de Los Corrales, en 1989.
A lo largo de la década de los 80, se sucederían más ejemplos de estas cooperativas. Podemos escuchar el testimonio de este socio-cooperativista tras 11 años de actividad en la cooperativa, la cual se fundó en abril de 1977. Trabajo, esfuerzo y esperanza son las bases de esta experiencia cuya finalidad es la de evitar la emigración en busca de trabajo.
En la década de los años 80 se crearon varias cooperativas de autoempleo en Los Corrales. Su objetivo era evitar la emigración temporera a distintas zonas del país como le ocurría a la mayor parte de la población de Los Corrales y su entorno.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Reportaje a la Cooperativa de Apicultura de Los Corrales, en 1989, formada por unos jóvenes andaluces que trabajan la miel.
Los trabajadores cuentan que la finalidad de la cooperativa es crear puestos de trabajo estables y así evitar la migración como temporeros a otras zonas de España o fuera del territorio nacional. También se habla sobre la autogestión y ausencia de terratenientes. El entrevistador le pregunta a los trabajadores sobre la viabilidad de las cooperativas como un sistema alternativo de trabajo en un contexto, hablando los entrevistados sobre las dificultades a las que se enfrentan y sobre su opinión al respecto.
Esta cooperativa la constituyen un grupo de siete trabajadores, que decidieron formar la cooperativa con dinero propio y con una ayuda oficial de una subvención del 50% de lo que los socios invirtieron.
En la década de los años 80 se crearon varias cooperativas de autoempleo en Los Corrales. Su objetivo era evitar la emigración temporera a distintas zonas del país como le ocurría a la mayor parte de la población de Los Corrales y su entorno.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Reportaje a Antonio Reyes, un trabajador de la Cooperativa de Curtidos de Los Corrales, en 1989.
Tras veinte años emigrado en Cataluña, decidió junto a unos compañeros crear una cooperativa para el curtido de las pieles. En este video nos explica, además del proceso del curtido de las pieles, el de creación de la cooperativa, el significado del cooperativismo –como una solución al problema del trabajo de la zona– y las dificultades por las que atraviesa la cooperativa a la que pertenece.
En la década de los años 80 se crearon varias cooperativas de autoempleo en Los Corrales. Su objetivo era evitar la emigración temporera a distintas zonas del país como le ocurría a la mayor parte de la población de Los Corrales y su entorno.
Velasco Haro, Manuel (1958-)Mujeres y hombres, todos ellos trabajadores del campo, protagonizan una asamblea en el local del Sindicato de Obreros del Campo en la localidad sevillana de Marinaleda. En las paredes se pueden ver carteles del Sindicato de Obreros del Campo y lemas como "lucha unido, trabajador".
Forel, Mireya (1952-)