Entrevista de Manolo Collado Broncano a Carmen Lampaya para su transcripción y publicación en una revista de pedagogía. Carmen Lampaya, antigua profesora de la SAFA de Riotinto, responde a las preguntas de Manuel Collado acerca de la reforma educativa llevada a cabo en el centro de 1970 a 1973. Lampaya habla sobre su experiencia personal como docente en Riotinto, de los problemas que encontró en la escuela, del alumnado, del método de enseñanza desarrollado, etc.
La exprofesora comienza hablando de las razones que le impulsaron a marchar a trabajar a la SAFA de Riotinto, siendo la principal de estas la promesa de la impartición de un modelo educativo alternativo al que se llevaba aplicando en España desde décadas atrás, lo cual casaba perfectamente con su concepción de la educación. Este nuevo modelo, según Lampaya, cambiaba radicalmente la escuela, pues ponía fin a los problemas de fracaso y abandono escolar que sufría la escuela y, sobre todo, hacía de esta un lugar destinado para todos los jóvenes de la cuenca minera, no solo para los brillantes.
A continuación, es interrogada por Manuel Collado acerca de los cursillos de iniciación al profesorado, a lo que responde que en un principio estaba planeado que solo fuese impartido uno durante el primer año, pero que a la larga se convirtieron en un recurso habitual para dirigir el centro y conocer la situación de este. Para este primer cursillo estaba prevista la llegada de un pedagogo que lo impartiese, algo que jamás ocurrió, por lo que, según Carmen, los profesores tuvieron que partir de su propio juicio para solucionar los problemas de la escuela. Una curiosidad remarcada por la entrevistada es que la escuela no tenía vallas ni verjas de ningún tipo, algo que podía invitar al alumno a abandonar el centro en cualquier momento, por lo que era vital conseguir y mantener el interés de este en las clases.
Lampaya señala que el principal éxito formativo de la escuela fue la extrapolación del método de trabajo de las asignaturas técnicas, impartidas en los talleres, a las restantes, más teóricas. Este método daba una mayor autonomía al alumno, que podía dedicarse libremente a sus tareas en la medida en que pudiera, solo requiriendo la ayuda del profesor en momentos puntuales.
Manuel Collado prosigue interrogando a Carmen Lampaya sobre si la reforma educativa llevada a cabo en la SAFA de Riotinto se ajustaba a los presupuestos esperados por Unión de Explosivos de Riotinto, empresa propietaria del centro, a lo que la exprofesora responde negativamente, alegando que esa fue la principal razón por la que fueron expulsados de la escuela, debido a que preparar a los alumnos para algo más que ser empleados de la empresa y enseñarles a pensar críticamente resultaba algo peligroso para la compañía, que temía de esta manera perder el control que ejercía sobre toda la cuenca minera.
Por último, la antigua profesora da su opinión acerca de la LOGSE.
Autograbación de Miguel Ángel Ibáñez para Manuel Collado Broncano, en la cual inserta la grabación de una conferencia donde habla sobre la experiencia educativa en Riotinto de 1970 a 1973. Esta autograbación fue realizada para servir como fuente a la tesis que en aquel momento se encontraba dirigiendo Manuel Collado sobre la reforma educativa de la SAFA de Riotinto.
En la grabación inserta, Miguel Ángel Ibáñez comienza hablando sobre el contexto general de la cuenca minera de Riotinto, lugar donde se encontraba la escuela, la cual estaba controlada en su totalidad por las compañías mineras (en un primer momento Compañía Española de Minas de Río Tinto y más tarde Unión de Explosivos de Río Tinto). En este ambiente, no es de extrañar que la función principal de la escuela no fuese la educación de los alumnos, sino su preparación para convertirse en empleados de la compañía.
Prosigue hablando de los problemas que tenía la escuela, fruto de su concepción como “fábrica de empleados”. Destacan el fracaso y el abandono escolar, así como la falta de interés y la baja moral de los alumnos del centro.
Después narra la gestación de la reforma educativa por parte del profesorado, al que define como “analfabeto pedagógico”, pues conocían bien las materias que debían enseñar, pero no cómo transmitir esos conocimientos al alumnado de una forma eficaz. Habla de cómo tras varias reuniones definen el método de enseñanza. Continúa diciendo que en Riotinto descubrió las contradicciones del sistema escolar, pues este anula todo anhelo natural de la persona por el conocimiento, generándole “alergia al saber”.