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              ES ADMC 018-MV-V-C007-001-C · UD · 1993
              Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

              Reportaje sobre los orígenes y funciones de la cooperativa Tierra y Libertad, creada en 1988 por el Sindicato de Obreros del Campo en la finca con el mismo nombre.

              Se suceden los testimonios y narraciones de personas involucradas en la creación y mantenimiento de la finca, con imágenes panorámicas del entorno. La finalidad de este vídeo era promocionar la cooperativa Tierra y Libertad y animar a personas interesadas a participar en la recogida de la aceituna, puesto que había falta de personal.

              El vídeo comienza explicando el origen de la finca remonta a 1988, momento en el que se compra la finca, no llegándose a habitar hasta 1989. En un primer momento, se encontraron con diversas dificultades a la hora de habitar este espacio, como era el no tener un camino de acceso, vivienda o agua potable. La finca se encontraba muy descuidada. El primer trabajo que se hizo desde la cooperativa en este espacio fue la limpia del olivar, una de las principales materias primas que poseían y explotaban para su venta.

              Posteriormente Diego Cañamero habla sobre el origen de la cooperativa vinculada al Sindicato de Obreros del Campo, como una forma de demostrar que era posible que los jornaleros trabajasen la tierra que ellos mismos gestionan, sin la necesidad de patrones y terratenientes. A continuación aparecen imágenes del paraje natural donde se sitúa la cooperativa, que está en la Sierra de Grazalema, que se entremezclan con grabaciones del espacio de la cooperativa.

              El reportaje continúa con un trabajador hablando sobre el origen de la cooperativa desde el Sindicato de Obreros del Campo, tras el cual hay personas que trabajan olivares. Menciona que esta cooperativa sirvió para demostrar que era posible desarrollar la experiencia de reforma agraria por la que el sindicato tanto había luchado, sin tener como guía la política agraria comunitaria y el uso de químicos y maquinaria. Se graban a trabajadores empleando el método tradicional de la recogida de la aceituna, vareando el olivo para que las aceitunas caigan sobre un fardo, desde el cual se recoge.

              El último testimonio es de Rafael Montes que habla de la estructura organizativa de la cooperativa a partir de una Comisión Rectora que se compone de trabajadores de la cooperativa y miembros del sindicato. Las funciones es coordinar y dirigir la vida de la cooperativa para que sea autosuficiente, haya una convivencia sana y que sea un lugar de encuentro para la realización de campamentos, convivencias, encuentros, etc.

              También se muestran los diversos animales que viven en la cooperativa, ovejas, gallinas, pavos, vacas, cerdos, patos y las construcción de un inmueble de la cooperativa. Termina la grabacióncon una comida comunitaria entre todos los asistentes.

              Velasco Haro, Manuel (1958-)
              ES ADMC 018-MV-V-C060-006-C · UD · 1988
              Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

              Imágenes de jornaleros recogiendo el espárrago blanco al "estilo navarro" en Martín de la Jara (Sevilla).


              La Varás de Navarra, por Manuel Velasco Haro.

              Durante casi 40 años las “Varás de Navarra” vinieron a ser sin duda el gran descubrimiento y el principal recurso económico de Los Corrales y La Jara. No habrá familia en estos dos pueblos que no haya tenido en algún momento algún miembro o pariente cercano en estas campañas temporeras.

              Como todos los fenómenos migratorios, éste tuvo su punto de origen en un grupo de jareños, que entre 1966 y 1967 se marcharon a la recolección de un producto, hasta entonces desconocido por estos lugares. Era el espárrago blanco que crecía bajo zurcos y lomos de tierra durante los tres meses que van de mediados de abril a mediados de julio.

              Los primeros empezaron en la provincia de Huesca. Después se trasladaron a la ribera Navarra. En 1968 les acompañó el vecino de nuestra localidad, Antonio Sánchez Zamora (Fato), que se estrenó como esparraguero en el cortijo de "La Planilla" en Peralta. Al año siguiente repitió y en 1970 avisó a una cuadrilla.

              A partir de ahí, el número empezó a multiplicarse a tal velocidad que en cuestión de cuatro o cinco años ya eran varios cientos de hombres y mujeres los que subían al norte. Los primeros, recogiendo los espárragos en el campo, y las segundas, pelándolos en las fábricas.

              Campaña tras campaña, a la inmensa mayoría de los pueblos navarros y de la Rioja, próximos a la ribera del Ebro, fue llegando la mano de obra temporera de al menos el setenta por ciento de Los Corrales y Martín de la Jara. Baste recordar la anécdota de un domingo a finales de julio de 1977, donde coincidieron el regreso de diez autocares cargados de trabajadores y trabajadoras con la temporada concluida.

              En la misma zona y con el intervalo de un mes, se inició paralelamente también la campaña del tomate a partir de mediados de agosto. Entre una y otra la emigración alcanzó cifras desconocidas, consolidándose como el primer destino y la primera fuente de ingresos de jareños/as y corraleños/as.

              Durante estos periodos los pueblos comenzaron a ofrecer un aspecto solitario, habitado casi exclusivamente por niños y ancianos. Sobre ese aspecto, el 19 de mayo de 1974 una publicación de la Hoja Parroquial recogió lo siguiente: “La Plaza estaba llena antes de obreros venidos de las aceitunas esperando un día y otro que alguien les avisara. Cansados de esperar hicieron sus maletas y a rodar. Ahora en La Plaza los que quedan son viejos sentados en los bancos, apoyados en sus bastones con la gorrilla sobre la frente para que el sol primaveral no les moleste. En corrillos de cuatro o cinco hablan de sus cosas: "Ya no hay escarda, ni se da un peón en el campo". En el bar, los únicos clientes que quedan son los viejos. Van a respaldarse de la lluvia, del solano o del sol. Juegan la partida de dominó o a las cartas. Cualquier día de cualquier semana en los bares, a las doce de la mañana o las cinco de la tarde siempre es lo mismo. Ruido de fichas, humo abundante de los celtas que fuman, sonrisas irónicas y los ojillos vivos, aunque ya están cansados de haber visto tanto.

              Las campañas se mantuvieron aproximadamente hasta finales de la década de los noventa, donde una parte importante de la mano de obra se fue yendo a la construcción, al calor del boom inmobiliario que se desató en la costa. Hoy forman ya parte de la memoria y del recuerdo.

              Velasco Haro, Manuel (1958-)