Las ocupaciones de fincas fue una de las principales actividades llevadas a cabo en la década de 1980 por el Sindicato de Obreros del Campo (Andalucía, España, 1976-2007), convirtiéndose en seña de identidad del sindicato como una forma alternativa de hacer sindicalismo. Las ocupaciones se realizan como una forma de reivindicar la lucha por la tierra y la posibilidad de que los jornaleros gestionasen las tierras con un sistema alternativo a los patrones, sino mediante cooperativas. Estas ocupaciones se llevaban a cabo como una manera simbólica de ocupar el espacio sobre el cual se revindicaba. La primera fue llevada a cabo entre el 12 y 13 de julio de 1978 en la Finca Aparicio, del término municipal de Osuna. Esta fue la primera vez en la historia de Andalucía que se ocupaba una finca durante dos días, después del periodo Franquista. A partir de ese momento, la política de ocupación de fincas se mantendrá hasta el momento.
El proceso para que se pudiera expropiar una finca en abandono, estaba contemplado en la ley. Si una finca se ponía en regadío, una parte de ella se podía expropiar. En 1983 se ocupó el pantano de Cordobilla, situado entre las provincias de Córdoba y Sevilla, para pedir que se regaran las tierras del cortijo perteneciente al Duque del Infantado. A la par que la ocupación del pantano, un grupo de mujeres realizó una protesta en el Coto de Doñana.