8 Resultados

Colecciones / documentos
8 resultados con objetos digitales Muestra los resultados con objetos digitales
ES ADMC 018-MV-V-C049-001-C · UD · 1989
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Despedida de los vecinos de Los Corrales que se preparan para la marcha a distintas poblaciones de Navarra (España), para la campaña de recogida del espárrago y del tomate.

Durante décadas, entre 1970 y 2000 principalmente, la emigración temporera fue una de las pocas soluciones para la subsistencia económica de hombres y mujeres en la Sierra Sur de Sevilla. Siendo Navarra una zona que se convertiría a lo largo de los años en destino habitual.


Las Varás de Navarra, por Manuel Velasco Haro.

Durante casi 40 años las “Varás de Navarra” vinieron a ser sin duda el gran descubrimiento y el principal recurso económico de Los Corrales y La Jara. No habrá familia en estos dos pueblos que no haya tenido en algún momento algún miembro o pariente cercano en estas campañas temporeras.

Como todos los fenómenos migratorios, éste tuvo su punto de origen en un grupo de jareños, que entre 1966 y 1967 se marcharon a la recolección de un producto, hasta entonces desconocido por estos lugares. Era el espárrago blanco que crecía bajo zurcos y lomos de tierra durante los tres meses que van de mediados de abril a mediados de julio.

Los primeros empezaron en la provincia de Huesca. Después se trasladaron a la ribera Navarra. En 1968 les acompañó el vecino de nuestra localidad, Antonio Sánchez Zamora, (Fato), que se estrenó como esparraguero en el cortijo de “ La Planilla" en Peralta. Al año siguiente repitió y en 1970 avisó a una cuadrilla.

A partir de ahí, el número empezó a multiplicarse a tal velocidad que en cuestión de cuatro o cinco años ya eran varios cientos de hombres y mujeres los que subían al norte. Los primeros, recogiendo los espárragos en el campo, y las segundas, pelándolos en las fábricas.

Campaña tras campaña, a la inmensa mayoría de los pueblos navarros y de la Rioja, próximos a la ribera del Ebro, fue llegando la mano de obra temporera de al menos el setenta por ciento de Los Corrales y Martín de la Jara. Baste recordar la anécdota de un domingo a finales de julio de 1977, donde coincidieron el regreso de diez autocares cargados de trabajadores y trabajadoras con la temporada concluida.

En la misma zona y con el intervalo de un mes, se inició paralelamente también la campaña del tomate a partir de mediados de agosto. Entre una y otra la emigración alcanzó cifras desconocidas, consolidándose como el primer destino y la primera fuente de ingresos de jareños/as y corraleños/as.

Durante estos periodos los pueblos comenzaron a ofrecer un aspecto solitario, habitado casi exclusivamente por niños y ancianos. Sobre ese aspecto, el 19 de mayo de 1974 una publicación de la Hoja Parroquial recogió lo siguiente: “La Plaza estaba llena antes de obreros venidos de las aceitunas esperando un día y otro que alguien les avisara. Cansados de esperar hicieron sus maletas y a rodar. Ahora en La Plaza los que quedan son viejos sentados en los bancos, apoyados en sus bastones con la gorrilla sobre la frente para que el sol primaveral no les moleste. En corrillos de cuatro o cinco hablan de sus cosas: “Ya no hay escarda, ni se da un peón en el campo”. En el bar, los únicos clientes que quedan son los viejos. Van a respaldarse de la lluvia, del solano o del sol. Juegan la partida de dominó o a las cartas. Cualquier día de cualquier semana en los bares, a las doce de la mañana o las cinco de la tarde siempre es lo mismo. Ruido de fichas, humo abundante de los celtas que fuman, sonrisas irónicas y los ojillos vivos, aunque ya están cansados de haber visto tanto.

Las campañas se mantuvieron aproximadamente hasta finales de la década de los noventa, donde una parte importante de la mano de obra se fue yendo a la construcción, al calor del boom inmobiliario que se desató en la costa. Hoy forman ya parte de la memoria y del recuerdo.

Velasco Haro, Manuel (1958-)
ES ADMC 018-MV-V-C049-003-C · UD · 1989
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Fábrica de Conservas Guindumar en Peralta (Navarra), donde muchas corraleñas trabajaban en el proceso de producción del espárrago. Durante casi 40 años la emigración a Navarra fue el principal recurso económico para trabajadoras y trabajadores del pueblo sevillano de Los Corrales.


Las "Varás" de Navarra, por Manuel Velasco Haro.

Durante casi 40 años las “varás de Navarra” vinieron a ser sin duda el gran descubrimiento y el principal recurso económico de Los Corrales y La Jara. No habrá familia en estos dos pueblos que no haya tenido en algún momento algún miembro o pariente cercano en estas campañas temporeras.

Como todos los fenómenos migratorios, éste tuvo su punto de origen en un grupo de jareños, que entre 1966 y 1967 se marcharon a la recolección de un producto, hasta entonces desconocido por estos lugares. Era el espárrago blanco que crecía bajo zurcos y lomos de tierra durante los tres meses que van de mediados de abril a mediados de julio.

Los primeros empezaron en la provincia de Huesca. Después se trasladaron a la ribera Navarra. En 1968 les acompañó el vecino de nuestra localidad, Antonio Sánchez Zamora (Fato), que se estrenó como esparraguero en el cortijo de “ La Planilla" en Peralta (Navarra). Al año siguiente repitió y en 1970 avisó a una cuadrilla.

A partir de ahí, el número empezó a multiplicarse a tal velocidad que en cuestión de cuatro o cinco años ya eran varios cientos de hombres y mujeres los que subían al norte. Los primeros, recogiendo los espárragos en el campo, y las segundas, pelándolos en las fábricas.

Campaña tras campaña, a la inmensa mayoría de los pueblos navarros y de la Rioja, próximos a la ribera del Ebro, fue llegando la mano de obra temporera de al menos el setenta por ciento de Los Corrales y Martín de la Jara. Baste recordar la anécdota de un domingo a finales de julio de 1977, donde coincidieron el regreso de diez autocares cargados de trabajadores y trabajadoras con la temporada concluida.

En la misma zona y con el intervalo de un mes, se inició paralelamente también la campaña del tomate a partir de mediados de agosto. Entre una y otra la emigración alcanzó cifras desconocidas, consolidándose como el primer destino y la primera fuente de ingresos de jareños/as y corraleños/as.

Durante estos periodos los pueblos comenzaron a ofrecer un aspecto solitario, habitado casi exclusivamente por niños y ancianos. Sobre ese aspecto, el 19 de mayo de 1974 una publicación de la Hoja Parroquial recogió lo siguiente: “La Plaza estaba llena antes de obreros venidos de las aceitunas esperando un día y otro que alguien les avisara. Cansados de esperar hicieron sus maletas y a rodar. Ahora en La Plaza los que quedan son viejos sentados en los bancos, apoyados en sus bastones con la gorrilla sobre la frente para que el sol primaveral no les moleste. En corrillos de cuatro o cinco hablan de sus cosas: “Ya no hay escarda, ni se da un peón en el campo”. En el bar, los únicos clientes que quedan son los viejos. Van a respaldarse de la lluvia, del solano o del sol. Juegan la partida de dominó o a las cartas. Cualquier día de cualquier semana en los bares, a las doce de la mañana o las cinco de la tarde siempre es lo mismo. Ruido de fichas, humo abundante de los celtas que fuman, sonrisas irónicas y los ojillos vivos, aunque ya están cansados de haber visto tanto.”

Las campañas se mantuvieron aproximadamente hasta finales de la década de los noventa, donde una parte importante de la mano de obra se fue yendo a la construcción, al calor del boom inmobiliario que se desató en la costa. Hoy forman ya parte de la memoria y del recuerdo.

Velasco Haro, Manuel (1958-)
ES ADMC 018-MV-V-C065-005-C · UD · 1989
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Reportaje a Antonio Reyes, un trabajador de la Cooperativa de Curtidos de Los Corrales, en 1989.

Tras veinte años emigrado en Cataluña, decidió junto a unos compañeros crear una cooperativa para el curtido de las pieles. En este video nos explica, además del proceso del curtido de las pieles, el de creación de la cooperativa, el significado del cooperativismo –como una solución al problema del trabajo de la zona– y las dificultades por las que atraviesa la cooperativa a la que pertenece.


En la década de los años 80 se crearon varias cooperativas de autoempleo en Los Corrales. Su objetivo era evitar la emigración temporera a distintas zonas del país como le ocurría a la mayor parte de la población de Los Corrales y su entorno.

Velasco Haro, Manuel (1958-)
ES ADMC 018-MV-V-C065-003-C · UD · 1989
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

En el patio interior de la casa de Manuel Velasco y alrededor de una mesa, un grupo de personas charlan sobre su periplo como emigrantes tras las fronteras.

En las conversaciones se abordan las situaciones vividas en los países de acogida, las dificultades atravesadas al abandonar su lugar de origen obligados por la falta de trabajo y la complicada adaptación de sus hijos una vez retornaron a sus pueblos, Los Corrales y Martin de la Jara.

Estas imágenes pasaron a formar parte de un reportaje realizado por al Asociación Juvenil Gente Joven (Los Corrales, Sevilla, España, ca.1980-1995), también conocida como Centro Cultural Mandrágora, que fue llevado posteriormente a Alemania para que fuese proyectado a los emigrantes que no habían vuelto a Los Corrales. Cada uno de los testimonios es una experiencia muy interesante de conocer y forman parte de lo que fue el pasado de cientos de corraleños/as y de decenas de miles de andaluces y andaluzas.

Velasco Haro, Manuel (1958-)
ES ADMC 018-MV-V-C007-003-C · UD · 1994
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Vecinos de Los Corrales trabajando en la recolección de la uva en Francia por la campaña de la vendimia desde finales de agosto hasta octubre. Actividades llevadas a cabo a lo largo de la jornada laboral y condiciones de vida de los trabajadores, que al finalizar el trabajo cenan juntos y brindan "por la clase obrera".


De Los Corrales a la vendimia francesa, por Manuel Velasco Haro.

A pesar de las temporadas que las familias jornaleras daban en un sitio u otro, la falta de trabajo provocó que la única salida que le quedara a más de la mitad de la población fuese la de coger la maleta y cerrar definitivamente su casa.

Este fenómeno que todavía es objeto de multitud de conversaciones por las vivencias en carne propia para cientos de corraleños/as, no ha sido por el contrario nunca objeto de un estudio detallado que analice los escandalosos niveles a los que llegó. Las condiciones creadas en las zonas agrícolas, donde la banca fue canalizando los ahorros de los grandes terratenientes hacia los cinturones industriales, fomentaron un enorme proceso de desequilibrio entre el campo y la ciudad. La emigración se generalizó sobre todo del sur al norte, aumentando de forma extraordinaria las diferencias territoriales en las rentas. La emigración interior alcanzó cotas altísimas, moviéndose en la década de los cincuenta un millón de personas del medio rural a los suburbios de las capitales de provincias y principalmente a Madrid, Barcelona y grandes ciudades del País Vasco. Eso dio lugar al incremento desorbitado del chabolismo y a la necesidad imperiosa de construir viviendas sociales. Pero fue a partir de 1958 cuando el éxodo entró en su mayor movilidad, buscando prosperidad en el norte del país y en Europa, provocando la salida de otro millón de personas hasta la mitad de la década siguiente.

La composición de la población laboral de Los Corrales estaba formada por una enorme masa desempleada dispuesta a ganar una peseta donde la hubiera. Según el censo de 1950, de las 1.366 personas registradas como activas, 1.153 eran jornaleros, casi el 85 por ciento, todos a la espera de sacar algún mísero jornal en las faenas de siembra o recolección. Tras rastrear casa por casa en cada calle, así como los censados en los ranchos y cortijos, y con la imprescindible ayuda de mi padre Salvador Velasco “el barbero”, quizás el mejor conocedor personal de la inmensa mayoría de los vecinos, pude establecer una serie de datos y cifras. A modo de resumen se puede decir que en los 30 años que van de 1945 a 1975, la emigración se distribuyó de la siguiente forma: 237 a países extranjeros, principalmente a Francia con 87 y a Alemania con 109. En otras comunidades se establecieron 1.003, de los cuales, Cataluña se situó a la cabeza con 727, seguida de Madrid con 127. A las distintas provincias andaluzas salieron 210. A Sevilla y provincia 398, y a otros lugares no localizados unas 640 personas, aunque se podrían distribuir, siguiendo los datos anteriores de manera proporcional, situando a Cataluña como la principal, donde pudieron establecerse finalmente más de mil personas. En total 2.488 vecinos de una población de unos 4500 habitantes en 1945. ¡Más de la mitad de la población!.

Velasco Haro, Manuel (1958-)
ES ADMC 018-MV-V-C065-004-C · UD · 1989
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Reportaje a uno de los fundadores de la primera cooperativa de cerámica en el pueblo de Los Corrales, en 1989.

A lo largo de la década de los 80, se sucederían más ejemplos de estas cooperativas. Podemos escuchar el testimonio de este socio-cooperativista tras 11 años de actividad en la cooperativa, la cual se fundó en abril de 1977. Trabajo, esfuerzo y esperanza son las bases de esta experiencia cuya finalidad es la de evitar la emigración en busca de trabajo.


En la década de los años 80 se crearon varias cooperativas de autoempleo en Los Corrales. Su objetivo era evitar la emigración temporera a distintas zonas del país como le ocurría a la mayor parte de la población de Los Corrales y su entorno.

Velasco Haro, Manuel (1958-)
ES ADMC 018-MV-V-C059-001-C · UD · 1988
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Discurso de Diamantino García Acosta en torno al tema del trabajo en el pueblo de Los Corrales, Sevilla, 1988.

Se convierte en la voz de los jornaleros y jornaleras que luchan día a día por un puesto de trabajo digno, y de aquellas personas que se ven obligadas a emigrar porque en su tierra no tienen oportunidades. En este discurso Diamantino García, conocido como "el cura de los pobres", menciona la finca Navacerrada que se encuentra en el término de Martín de la Jara (Sevilla) donde se sucedieron varias ocupaciones por parte de jornaleros y jornaleras en los años 80 del siglo pasado. Fueron ocupaciones organizadas por los comités del Sindicato Obrero del Campo al que pertenecía entre otros, Diamantino García, y siempre con la finalidad de exigir la siembra de cultivos sociales que dieran mano de obra al máximo número posible de trabajadores y trabajadoras.

Antes de acabar su discurso, hace un llamamiento a la lucha por el derecho al trabajo en un sistema que los dejaba en paro y expone como ejemplo las reivindicaciones que llevan a cabo en el pueblo vecino de Marinaleda, donde echando un vistazo a su historia, se han llevado a cabo numerosas manifestaciones incluso con huelgas de hambre secundadas por todos los marinaleños y marileñas.

Velasco Haro, Manuel (1958-)
ES ADMC 018-MV-V-C054-001-C · UD · 1987
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Video electoral del partido político Candidatura Unitaria de Trabajadores (1979-) para las elecciones de 1987 de Los Corrales (Sevilla). Se hace un balance de las actividades desarrolladas por el Ayuntamiento en los últimos ocho años en los que CUT ha ocupado la Alcaldía.

Velasco Haro, Manuel (1958-)