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Colecciones / documentos
ES ADMC 016-DMC-V-023-000 · UD · 2022
Parte de Colección Memoria de La Bachillera (1959-2022)

Montaje realizado con las fotografías de los vecinos de La Bachillera tomadas por Tomás Layne, fotógrafo callejero que durante finales de la década de 1950 y la década de 1960 documentó la vida de este barrio sevillano. Las fotografías están acompañadas de los testimonios de los vecinos que le conocieron, que nos aportan datos acerca de su personalidad, el tipo de fotografías que tomaba, su relación con los habitantes del vecindario, etc.
Las fotografías de Tomás Layne se intercalan con imágenes actuales de los vecinos de La Bachillera, que aparecen sosteniendo reproducciones de las instantáneas tomadas por Tomás en los lugares donde están fueron hechas.

La Digitalizadora de la Memoria Colectiva (Andalucía, España, 2019-)
ES ADMC 001-FCE-TV-001-000-FCE-TV-001-001 · UD · 1990-12
Parte de Colección Memoria de San Diego - Los Carteros. Sevilla (1973-2000).

Aprobado en el mes de noviembre se inicia la realización de un curso-taller con el objetivo formar a un grupo de 12 jóvenes del barrio en el campo de la tecnología audiovisual. Este curso se plantea dentro del proyecto global de desarrollo del barrio.

Asociación de Vecinos Andalucía de San Diego (Sevilla, Espana, 1977)
ES ADMC 001-DMC-V-006-000 · UD · 2021
Parte de Colección Memoria de San Diego - Los Carteros. Sevilla (1973-2000).

Lola y María Luisa Merino Ruiz narran el origen del Barrio de los Carteros mientras pasan imágenes de los primeros momentos que vivió dicho barrio. Destaca el episodio de la comunión-procesión organizada por doña Maruja y don Antonio, profesores del único colegio que existía por aquel entones en el barrio.

La Digitalizadora de la Memoria Colectiva (Andalucía, España, 2019-)
ES ADMC 016-DMC-V-024-000 · UD · 2022
Parte de Colección Memoria de La Bachillera (1959-2022)

Testimonio de los vecinos del barrio de La Bachillera acerca de la experiencia de convivir junto a las vías del tren. Sus narraciones van acompañadas de fotografías y vídeos de las mencionadas vías, pertenecientes a sus álbumes familiares, así como de refotografías realizadas por Antonio Pérez en el lugar donde las instantáneas originales fueron tomadas.
El barrio de La Bachillera fue autoconstruido por sus propios vecinos a finales de la década de 1940 en la zona norte de Sevilla, concretamente en un terreno perteneciente a la Asociación Sevillana de Caridad. Esta zona estaba próxima a la estación Sevilla-San Jerónimo o Sevilla-Empalme, denominada así porque servía de unión entre las dos primeras líneas ferroviarias construidas en Sevilla: la línea Sevilla-Cádiz y la línea Sevilla-Córdoba. Con el tiempo, esta estación se convirtió en un importante complejo ferroviario, y se levantaron depósitos de materiales y talleres en sus proximidades, cuya mano de obra, en muchas ocasiones, estaba compuesta por vecinos de La Bachillera. A comienzos de la década de 1990, con motivo de las obras para la Expo de 1992, los servicios ferroviarios fueron centralizados en la nueva estación de Santa Justa y el ramal que iba hasta la estación de Plaza de Armas fue levantado. Como consecuencia, las instalaciones de Sevilla-San Jerónimo fueron desmanteladas y la estación derruida.

La Digitalizadora de la Memoria Colectiva (Andalucía, España, 2019-)
ES ADMC 008-CA-V-001-000 · UD · [c] 1977
Parte de Colección Colectivo de Cine Polans (ca.1975-ca.1980)

Documental que analiza de forma crítica el sistema de comunicaciones de la ciudad de Madrid en la década de 1970, partiendo de una perspectiva socioeconómica y claramente política, desde el cuestionamiento al sistema capitalista y al modelo de ciudad impuesto por este.

Esta obra, creada por Ramón Fernández Durán y los hermanos José Luis y Carlos Aguirre, aborda la deficiente y nefasta red de transporte público de la capital española, incapaz de ofrecer un servicio satisfactorio a sus usuarios, la inmensa mayoría de ellos pertenecientes a la clase obrera y desplazados a barrios y ciudades dormitorio de la periferia por el modelo urbano impuesto por el capitalismo, el cual no solo los explota laboralmente, sino que también drena sus bolsillos y su tiempo mediante el pago de los abonos de transporte y el tiempo requerido para los desplazamientos hogar-trabajo trabajo-hogar.

Todo esto se debe a un diseño de la red de comunicaciones que no responde a una lógica destinada a satisfacer al usuario, sino, por el contrario, a la máxima obtención de beneficios de las empresas privadas dueñas de los medios de transporte, de acuerdo al fin mismo de la empresa capitalista, que no es otro que maximizar ganancias y minimizar pérdidas.

El documental trata también la dialéctica transporte público/transporte privado, resultando este último el claro ganador en la nueva ciudad capitalista, pese a ser, en todos los aspectos, más desventajoso que su alternativa, al contaminar más, permitir el desplazamiento de menos personas en una relación pasajeros/horas, y ser más costoso y peligroso. La razón de esta imposición del transporte privado tiene su raigambre en el propio sistema empresarial español, pues muchas de sus principales compañías están dedicadas directa o indirectamente a todo lo relacionado con lo automovilístico. Por otra parte, el nuevo modelo de ciudad capitalista hace casi obligatorio el uso del automóvil por todo lo anteriormente dicho (aumento de población que es desplazada a la periferia, crecimiento de la ciudad con el consecuente aumento de las distancias, lugares de trabajo situados en el centro urbano, etc.), lo que mezclado con adecuado marketing, eleva al coche como elemento imprescindible y símbolo de estatus de cualquier habitante de la gran ciudad.


Alfonso Sanz Alduán. Enero de 2022.

Ver esta película cuarenta y cinco años después impresiona por lo que ha cambiado, por lo que todavía hay que cambiar y, también, por lo que parece que no hay manera de cambiar en las ciudades.

La película es hija de su tiempo, de su propósito y de su linaje ideológico. Realizada en un momento de ebullición de los movimientos vecinales al poco de morir Franco, es fiel reflejo de una manera de concebir el mundo y las luchas urbanas. Se sitúa sin ambages en la posición de combate contra la ciudad capitalista que, en el asunto que trata, el transporte, ofrece a los trabajadores una calidad de vida pésima.

No tiene ningún reparo en dedicar una buena parte de su metraje a repasar todos y cada uno de los elementos que componían entonces el sistema de transporte en Madrid, a modo de lección audiovisual, entendiendo que para reforzar las luchas hace falta acercar los conceptos a la ciudadanía.

Ese repaso al funcionamiento del transporte en el Madrid de los años setenta permite reconocer el salto gigantesco que se ha producido en términos de infraestructuras, servicios y condiciones de desplazamiento. Varias de las propuestas de extensión de las redes ferroviarias y de metro y de los servicios de autobús metropolitano se fueron convirtiendo en realidad a lo largo de las décadas siguientes.

Paradójicamente, una parte de esos cambios y ampliaciones fueron ejecutados desde gobiernos autonómicos y locales regidos por partidos que, precisamente, defendían el modelo de ciudad capitalista al que, según se ha podido comprobar, le viene bien contar con un sistema de transporte potente para facilitar la segregación de la ciudad en términos espaciales y sociales, así como garantizar la extracción de beneficios para el capital.

Casi medio siglo después de ser rodada, llama la atención su modernidad para reclamar la calle usurpada por el automóvil privado y las necesidades de las personas con discapacidad, todavía sin resolver:

“Otra exigencia que no se puede demorar es la devolver al peatón su derecho a la calle. Derecho que le ha sido usurpado por el coche”

“…liberar al peatón de su condición de esclavo. Esclavitud que resulta vergonzante en el caso de los minusválidos. A la trampa que ya de por si le supone la ciudad con sus escaleras y demás obstáculos para sus desplazamientos, hay que sumar la de los transportes públicos que no pueden utilizar”

Pero lo que genera una mayor inquietud al ver esta película es reconocer que el problema de fondo que denuncia, la construcción de un modelo urbano segregado, en donde vivienda y automóvil/transporte se convierten en una pareja infernal que atrapa especialmente a los grupos sociales de menor renta, se ha agravado.

La ciudad deseable y reclamada, que tendría “un mayor equilibrio entre vivienda y empleo para evitar desplazamientos”, parece todavía más lejos ahora que entonces. Hemos construido sistemas urbanos de una enorme dependencia respecto al transporte y, en particular, el automóvil privado, lo que lamentablemente pasa y pasará factura en el futuro.

En definitiva, ver esta película hoy suscita emociones contrapuestas que combinan admiración, curiosidad, ternura, nostalgia, pena, pesadumbre, intranquilidad y, por qué no, esperanza de que, a pesar de todo, si se intentó el cambio, se volverá a intentar.

ES ADMC 018-MV-V-C065-001-C · UD · [c] 1989
Parte de Colección Manuel Velasco Haro (1984-1995)2

Campamento de verano del año 1989, organizado por el Movimiento Junior de distintas localidades andaluzas en Algatocín (Málaga, España).

Grabación de la vida cotidiana, actividades y espacio en el que se celebró el campamento de verano de 1989. En el vídeo se muestra la preparación de la comida, la realización de asambleas u otras actividades como el baño en el río Genal. Estos campamentos se celebraban como broche final de la actividad realizada durante el curso, donde participaban niños y jóvenes de los Movimientos Juniors acompañados por adultos.


No resulta fácil resumir en pocas palabras lo que fue el Movimiento Junior en Los Corrales y en otros pueblos, aunque se puede decir que tuvo dos etapas muy activas con características comunes, pero también con matices diferentes. No en todos los lugares existió con la misma intensidad, pero sí con los mismos objetivos.

De lo que no hay duda es que fue el proyecto destinado a niños/as y adolescentes más interesante de la historia de estos pueblos. Sus fines siempre consistieron en formar y concienciar a los futuros jóvenes con los valores humanos más esenciales que deben existir en la sociedad.

La solidaridad, la justicia, la libertad, el compañerismo, el respeto a la naturaleza, la convivencia, la verdadera amistad, la sencillez personal, la ayuda a los demás, el compartir las tareas, las alegrías, o los problemas familiares, etc, etc, siempre fueron los objetivos fundamentales de aquel movimiento.

Tanto en una etapa como en otra, todos/as los/as que vivieron aquellas experiencias guardan extraordinarios recuerdos y sobre todo valoran el esfuerzo y el empeño que le pusieron sus monitores/as y coordinadores por aspirar a construir entre todos/as un mundo más justo. A esa tarea dedicaron buena parte de su tiempo libre de forma totalmente desinteresada un buen grupo de personas, a las que algún día y de alguna manera, habrá que reconocer su labor.

Como señalaba antes se podrían distinguir dos etapas en los que fueron interviniendo diversas circunstancias para que cada una tuviese su principio y su final. La primera se desarrolló entre 1969 y 1975 aproximadamente, y la segunda, entre 1986 y 1997 también de manera aproximada. Han pasado ya treinta años, y los/as niños/as de entonces son hoy adultos/as que rozan o pasan de los cuarenta años. La mayoría están casados/as y buena parte con hijos/as que ahora rondan las mismas edades que ellos/as tenían cuando vivieron aquella experiencia.

El movimiento junior se basaba en la enseñanza a los niños de los valores cristianos. Sin embargo, en Los Corrales, por influencia de Diamantino García, también se trasmitió la capacidad de reflexión y conciencia social, de forma que muchos de estos niños y adolescentes participaron en movimientos sindicales y políticos de la localidad.

El broche final a la reuniones y actividades a lo largo del año eran los campamentos de verano, celebrados durante el mes de Julio, con diferentes turnos de una semana, confluyendo distintos movimientos juniors de los pueblos de Los Corrales, Martín de la Jara, Gilena, Marchena, Pedrera, Ronda, etc. Estos campamentos se hicieron en distintos sitios, como en la Serranía de Ronda en el río Genal del término municipal de Algatocín, en la Sierra Norte de Sevilla, en la Rivera del Hueznar, en la localidad El Bosque en Cádiz, Cañete la real, etc.

Velasco Haro, Manuel (1958-)