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Autograbación de Miguel Ángel Ibáñez para Manuel Collado Broncano, en la cual inserta la grabación de una conferencia donde habla sobre la experiencia educativa en Riotinto de 1970 a 1973. Esta autograbación fue realizada para servir como fuente a la tesis que en aquel momento se encontraba dirigiendo Manuel Collado sobre la reforma educativa de la SAFA de Riotinto.
En la grabación inserta, Miguel Ángel Ibáñez comienza hablando sobre el contexto general de la cuenca minera de Riotinto, lugar donde se encontraba la escuela, la cual estaba controlada en su totalidad por las compañías mineras (en un primer momento Compañía Española de Minas de Río Tinto y más tarde Unión de Explosivos de Río Tinto). En este ambiente, no es de extrañar que la función principal de la escuela no fuese la educación de los alumnos, sino su preparación para convertirse en empleados de la compañía.
Prosigue hablando de los problemas que tenía la escuela, fruto de su concepción como “fábrica de empleados”. Destacan el fracaso y el abandono escolar, así como la falta de interés y la baja moral de los alumnos del centro.
Después narra la gestación de la reforma educativa por parte del profesorado, al que define como “analfabeto pedagógico”, pues conocían bien las materias que debían enseñar, pero no cómo transmitir esos conocimientos al alumnado de una forma eficaz. Habla de cómo tras varias reuniones definen el método de enseñanza. Continúa diciendo que en Riotinto descubrió las contradicciones del sistema escolar, pues este anula todo anhelo natural de la persona por el conocimiento, generándole “alergia al saber”.

Ibáñez Narváez, Miguel Ángel (1924-2018)

Entrevista de Manolo Collado Broncano a Carmen Lampaya para su transcripción y publicación en una revista de pedagogía. Carmen Lampaya, antigua profesora de la SAFA de Riotinto, responde a las preguntas de Manuel Collado acerca de la reforma educativa llevada a cabo en el centro de 1970 a 1973. Lampaya habla sobre su experiencia personal como docente en Riotinto, de los problemas que encontró en la escuela, del alumnado, del método de enseñanza desarrollado, etc.
La exprofesora comienza hablando de las razones que le impulsaron a marchar a trabajar a la SAFA de Riotinto, siendo la principal de estas la promesa de la impartición de un modelo educativo alternativo al que se llevaba aplicando en España desde décadas atrás, lo cual casaba perfectamente con su concepción de la educación. Este nuevo modelo, según Lampaya, cambiaba radicalmente la escuela, pues ponía fin a los problemas de fracaso y abandono escolar que sufría la escuela y, sobre todo, hacía de esta un lugar destinado para todos los jóvenes de la cuenca minera, no solo para los brillantes.
A continuación, es interrogada por Manuel Collado acerca de los cursillos de iniciación al profesorado, a lo que responde que en un principio estaba planeado que solo fuese impartido uno durante el primer año, pero que a la larga se convirtieron en un recurso habitual para dirigir el centro y conocer la situación de este. Para este primer cursillo estaba prevista la llegada de un pedagogo que lo impartiese, algo que jamás ocurrió, por lo que, según Carmen, los profesores tuvieron que partir de su propio juicio para solucionar los problemas de la escuela. Una curiosidad remarcada por la entrevistada es que la escuela no tenía vallas ni verjas de ningún tipo, algo que podía invitar al alumno a abandonar el centro en cualquier momento, por lo que era vital conseguir y mantener el interés de este en las clases.
Lampaya señala que el principal éxito formativo de la escuela fue la extrapolación del método de trabajo de las asignaturas técnicas, impartidas en los talleres, a las restantes, más teóricas. Este método daba una mayor autonomía al alumno, que podía dedicarse libremente a sus tareas en la medida en que pudiera, solo requiriendo la ayuda del profesor en momentos puntuales.
Manuel Collado prosigue interrogando a Carmen Lampaya sobre si la reforma educativa llevada a cabo en la SAFA de Riotinto se ajustaba a los presupuestos esperados por Unión de Explosivos de Riotinto, empresa propietaria del centro, a lo que la exprofesora responde negativamente, alegando que esa fue la principal razón por la que fueron expulsados de la escuela, debido a que preparar a los alumnos para algo más que ser empleados de la empresa y enseñarles a pensar críticamente resultaba algo peligroso para la compañía, que temía de esta manera perder el control que ejercía sobre toda la cuenca minera.
Por último, la antigua profesora da su opinión acerca de la LOGSE.

Collado Broncano, Manuel (1939-)

Mesa redonda celebrada en Nerva (Huelva) tras la visualización del documental Riotinto, una modesta experiencia de reforma educativa con motivo del vigésimo aniversario de la reforma educativa llevada a cabo en el centro. En ella intervienen por orden Joaquín Moya Chacón, exprofesor de la SAFA; Carmen Lampaya, también exprofesora; Miguel Ángel Ibáñez, director del centro; y José Antonio Perea, antiguo alumno.
Joaquín Moya Chacón comienza resaltando la singularidad de la experiencia que se llevó a cabo en la escuela durante los tres años que transcurrieron de 1971 a 1973, pues resultaba un método educativo que no se había visto nunca en España. Esto hacía que su puesta en práctica fuese arriesgada, pero dicho método terminó arrojando grandes resultados.
Prosigue Carmen Lampaya hablando acerca del tipo de alumnado que modeló la reforma educativa realizada en la SAFA de Riotinto, recalcando que surgieron alumnos críticos y activos frente a la realidad que vivían, no meros sujetos pasivos que se dejaban arrastrar por la corriente de la vida que les había tocado sin intentar cambiarla.
Miguel Ángel Ibáñez cuenta el proceso de cambio de la SAFA de Riotinto, centro antes destinado a los alumnos brillantes de la cuenca minera que pasó a ser una oportunidad para todos los niños de la comarca. Después narra la gestación de la reforma educativa por parte del profesorado, al que define como “analfabeto pedagógico”, pues conocían bien las materias que debían enseñar, pero no cómo transmitir esos conocimientos al alumnado de una forma eficaz. Habla de cómo tras varias reuniones definen el método de enseñanza. Continúa diciendo que en Riotinto descubrió las contradicciones del sistema escolar, pues este anula todo anhelo natural de la persona por el conocimiento, generándole “alergia al saber”.
José Antonio Perea, antiguo alumno de la escuela, habla de cómo el centro, en los años anteriores a la reforma educativa, era una “cantera de la empresa”, un lugar diseñado para preparar a los hijos de los empleados de la Compañía Española de Minas de Río Tinto antes y Unión de Explosivos de Río Tinto después, y convertirlos en nueva mano de obra para la compañía. Cuenta el control absoluto que ejercía la empresa sobre la escuela, que por otra parte era de su propiedad, y sobre la cuenca minera, hasta tal punto que había miedo a alzar la voz contra ella. El profesorado antes de la reforma estaba constituido por técnicos de la empresa, que trabajaban haciendo horas extras en la escuela. La reforma educativa supuso una amenaza para la escuela, pues además de ofrecer a los alumnos un horizonte educativo y de oportunidades mayor, eliminó al profesorado de la compañía del centro, lo que podía repercutir en una pérdida del control del mismo.

Collado Broncano, Manuel (1939-)

Rueda de prensa dada por la delegación de alumnos de la SAFA de Riotinto, encabezada por José Luis Montero Villa, tras el encuentro tenido con el por aquel entonces presidente de Unión de Explosivos de Río Tinto, Leopoldo Calvo Sotelo.

El encuentro, celebrado a instancias de la directiva de la compañía el 6 de junio de 1973 en Madrid previa petición del alumnado, fue la oportunidad de los alumnos de la escuela de tratar cara a cara con la cúpula de Unión de Explosivos de Río Tinto y expresar los motivos que habían llevado al alumnado del centro a iniciar las protestas contra la empresa. Estos motivos no eran otros que la iniciación del proceso de nacionalización de la SAFA de Riotinto y la consiguiente expulsión de la Compañía de Jesús y su profesorado de la escuela, poniendo de esta manera fin a la reforma educativa.

Al comienzo de la reunión, Calvo Sotelo da por hecho que la Escuela ya había sido nacionalizada, a espera de la expedición del decreto ministerial en el que se anunciaba la nacionalización, lo que provoca la protesta de la delegación de alumnos, que le reprocha el no haber contado con la opinión de los afectados. El directivo se escuda entonces diciendo que si hubieran acudido antes, cuando se estaban desarrollando las conversaciones entre SAFA y Unión de Explosivos de Rio Tinto, el problema se habría solucionado, señalando que la responsable de toda la confusión era la propia SAFA, que no había informado correctamente a los alumnos.

A lo largo de la entrevista, los alumnos insisten en una idea fundamental: la permanencia de la SAFA como institución rectora de la escuela, además del mantenimiento de todo el profesorado y de su director, Miguel Ángel Ibáñez Narváez. Exponen que la nacionalización no es lo más conveniente ni para los alumnos, ni para los padres, ni para la cuenca minera, lo cual prueban aportando un documento en el que se recogían los resultados de unas encuestas realizadas, así como una petición de los padres de los alumnos avalada por un total de 228 firmas.

La delegación de alumnos cuenta como la entrevista llegó a un punto muerto, pues Calvo Sotelo insistía en que lo mejor para la escuela era la nacionalización y que de todas formas la escuela ya estaba nacionalizada, mientras que los alumnos seguían reivindicando la continuidad de la SAFA y del profesorado que había llevado a cabo la reforma educativa.

Los alumnos prosiguen su relato, contando cómo una vez finalizada la entrevista se dirigieron a la sede de varios periódicos de Madrid como “Pueblo”, “Informaciones”, “Ya” y “Sábado Gráfico” para dar una nota de prensa y que se divulgase a nivel nacional lo que estaba ocurriendo con su escuela.

Por último, cuentan su visita el día 7 de junio al Ministerio de Educación y su entrevista con el director general de Formación Profesional, Eduardo Acebes, quien les confirmó que la Escuela era todavía de la Empresa y no estaba nacionalizada, puesto que era necesario el transcurso de un año para completar todos los trámites necesarios, por lo que lo dicho por Calvo Sotelo era falso.