Un grupo de personas, en su mayoría mujeres, realizan trabajos de encalado en las paredes del salón parroquial, también conocido como Centro Obrero y Social en la localidad de Los Corrales (Sevilla, España).
La casa parroquial, situada al lado de la iglesia, incluía la vivienda del párroco y contaba con un gran patio y un corral. Debido a sus malas condiciones, en 1987, Diamantino García plantea realizar una obra de reforma, enmarcándola dentro del Plan de Empleo Rural (PER), con el objetivo de destinar a vivienda la parte superior y la inferior a salón social. Diamantino solicita al arzobispado el uso social de esta estancia para ponerla al servicio del pueblo. Una vez realizada la reforma, se empieza a denominar a este espacio Centro Obrero y Social y se inaugura en 1988. En el se llevan a cabo reuniones de tipo sindical, obreras y políticas. Hasta 1995, año en el que Diamantino fallece, es sustituido por el nuevo cura de Los Corrales y vuelve a ser salón parroquial dedicado a actividades de catequesis y reuniones eclesiásticas.
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