Organización terrorista tardo franquista, que actuó principalmente en el País Vasco y País Vasco francés durante la transición española, atribuyéndose 8 asesinatos. El grupo organizado de extrema derecha actuaba con “importante nivel de tolerancia, cuando no de complicidad con importantes sectores de los aparatos policiales de la época”, poniendo en su punto de mira a sectores políticos vinculados a la izquierda y sobre todo al nacionalismo vasco.
Hijo de uno de los primeros matrimonios que llegó a La Bachillera: Juan Manuel Cruz Bello y Profeta Hernández. Es a su vez, hermano de Ignacio Cruz Hernández. Fue vecino del barrio de la Bachillera durante su infancia y juventud, trasladándose posteriormente a Barcelona.
Es el autor de las películas en Super 8 que se conservan sobre la Bachillera, debido a que era un gran videoaficionado. Solía grabar los partidos de fútbol del equipo, Sociedad Deportiva Estrella Bachillera, además de escenas cotidianas alrededor del barrio o celebraciones de los vecinos. Su familia lo define como un hombre multiusos, que además de ser conductor de autobuses tanto en Sevilla como Barcelona, y aficionado a la grabación de vídeos, ejerció de mecánico, ganadero y sastre.
El Papus, subtitulada ”Revista satírica y neurasténica'', fue un semanario de humor satírico publicado en España desde el 20 de octubre de 1973, que a partir del número 45 fue editado por el sello Amaika. Fue fundada por Xavier de Echarri, como una revista de temas de actualidad, con humor gráfico e historietas y una sección central con una fotonovela titulada La Papunovela, que fue cambiándose por otras series. En sus comienzos trataron temas generales como el consumo, la contaminación o los jóvenes, pero con el tiempo se fueron politizando y abordando asuntos más concretos y directos que la prensa del momento no se atrevía a contar. Hacían gala de un humor novedoso y duro, un lenguaje descarado, directo y valiente, para ridiculizar los símbolos del franquismo. Se caracterizaba por una estética gráfica muy informal, dibujo basto y texto abigarrado, que fue clasificado de feista. Su portada en cuatricromía, se dedicaba a un tema que en el interior se abordaba de forma casi monográfica desde diferentes puntos de vista. Tuvo varios problemas con las autoridades, sufriendo denuncias judiciales que llegaron a suspender en 1975 la revista por cuatro meses, que se repitió en 1976. En ella colaboraron los escritores Antonio Franco, Joan de Sagarra, Vázquez Montalbán y Maruja Torres, así como los historietistas Carlos Giménez, Gin, Ivà, Já, L’avi, García Lorente, óscar, Vives, Fer, Manel Fontdevila, Ventura & Nieto y Rafael Ramos, entre otros. Fue un icono de la contracultura de los años 70, llegando a ganar el Premio Yellow Kid a la Mujer Revista Internacional de Comics del Salón Internacional de Lucca de 1978. A partir de 1984 cambió su periodicidad por mensual, y en 1986 a bimestral hasta su cierre.
Diario de información general de pago, de distribución matinal editado en Barcelona y con doble versión en catalán y español. Conocido antiguamente como El Periódico de Catalunya, fue fundado por el barcelonés Antonio Asensio Pizarro, publicando su primer ejemplar el 26 de octubre de 1978. Su aparición vino a ocupar un espacio mediático vacío en Cataluña puesto que era un diario redactado íntegramente en castellano, de una ideología constitucionalista y progresista. En la actualidad tiene su redacción en un edificio de la Avenida de la Gran Via, en Hospitalet de Llobregat (Barcelona, España).
Nacida en Toná (Barcelona, España) en una familia de 9 hermanos, dedicada a la agricultura. Antonia se marchó a Barcelona siendo muy joven para formarse como Ayudante técnico sanitario (ATS). Estudiando conoció a Cristina Herránz González, una joven procedente de Jaén, y decidió marcharse con ella hacia la huerta de la Bachillera (Sevilla, España) en busca de trabajo, en 1986. Aunque Antonia era ATS, decidió trabajar como pinche de cocina del hospital Virgen Macarena de Sevilla, inspirada por la frase que una señora de etnia gitana le dedicó en un autobús: “sólo la gente grande tiene trabajos buenos, mientras los pobres no”.
Cuando Cristina y Antonia llegaron a La Bachillera decidieron colaborar con la gente del barrio para contribuir en su crecimiento, y se unieron a Benigno, biólogo, a su esposa, médica, y a otras vecinas con ganas de colaborar. Las hijas de algunas de ellas eran maestras con inquietudes sociales, decidiendo así repartir una encuesta por el barrio para que el vecindario expresara sus necesidades, resultando que los temas de mayor preocupación eran la vigilancia del barrio, el graduado escolar y la costura o corte-confección. Tras la valoración de las propuestas, pusieron en marcha la “Escuela de adultos”, con alfabetización, pre-graduado y graduado escolar, además de un taller de bordado para niños y adultas. Las madres que sabían bordar enseñaban a las niñas las técnicas, y más adelante, para incluir a niños, se llevó a cabo un taller de cocina, del que se encargó un compañero de trabajo de Antonia. En dicho taller, niños y niñas preparaban platos y se los llevaban a sus casas para cenar. También se realizaron otros talleres de cerámica, mimbre, medioambiente, manualidades, campamentos de verano, juegos para niños y salidas culturales para mujeres.
Las subvenciones al principio se gestionaban a través de la Asociación de Vecinos Estrella Andaluza, pero se dieron cuenta que debían formar una asociación para gestionar todas las actividades culturales. Así, la Asociación Solidaridad NIJA fue constituida en 1992. Los primeros talleres se hacían en la sede de la Asociación de Vecinos, hasta que pasaron al Colegio Pedro Garfia. Tras el derrumbe de un aula, el colegio cerró y permitieron a NIJA usar las aulas para realizar los talleres, encargándose la misma asociación del mantenimiento del mismo.
Antonia y Cristina confiesan haber tenido mucha suerte con las personas que les han prestado su ayuda. Por ejemplo, una comunidad cristiana del barrio sevillano de los Remedios decidió colaborar en el barrio, enviando a dos maestras, una bióloga y dos arquitectas para que se encargaran de la educación de adultos. Consiguieron preparar y titular a los estudiantes de graduado del barrio. A las actividades acudía población de la Bachillera y de los barrios colindantes, como San Jerónimo. Después de varios años de alfabetización de adultos, y tras la extensión de este tipo de proyectos a todos los barrios, decidieron finalizar con la educación de adultos y centrar sus fuerzas y recursos en la atención a niños y niñas. Niños y jóvenes fueron creciendo, y tras talleres de formación y de conocimiento compartido, materializado en iniciativas como la creación del periódico de la Bachillera, algunos jóvenes realizaron cursos de formación de Animación Sociocultural, que les permitió a muchos de ellos viajar al extranjero, bajo la organización del Distrito Norte, al que pertenece la Bachillera. Se constituyó un grupo de monitores muy cohesionado donde la amistad construida perdura hasta hoy, ya que las experiencias que compartieron como monitores en talleres y campamentos, salidas culturales y juegos, les hizo desarrollar un gran sentimiento de unidad y compromiso con los niños y niñas de su barrio, ofreciéndoles modelos sanos, cercanos a sus realidades, ya que sus educadores eran sus vecinos.
Nació en Vilches (Jaén, España) en una familia de tres hermanos. Se trasladaron a Guadalajara con el comienzo de la Guerra Civil Española. Al volver a su pueblo tras la guerra y encontrarlo todo destruido se marcharon a Linares, Almería. Sus tres hermanos se casaron en Madrid, mientras Cristina se fue a Barcelona, donde estudió Bachiller y continuó formándose como Ayudante Técnico Sanitario (ATS). Fue entonces cuando conoció a Antonia Graus Subirana. Con el tiempo, sus padres enfermaron y se fueron a Madrid, donde también acudió ella para cuidarles. Allí trabajó en un ambulatorio como ATS. Cuando murieron sus padres decidió volver a Andalucía, contactó con Antonia y ambas viajaron hasta la Bachillera en 1986.
Cuando Cristina y Antonia llegaron a la Bachillera decidieron colaborar con la gente del barrio para contribuir en su crecimiento, y se unieron a Benigno, biólogo, a su esposa, médica, y a otras vecinas con ganas de colaborar. Las hijas de algunas de ellas eran maestras con inquietudes sociales, decidiendo así repartir una encuesta por el barrio para que el vecindario expresara sus necesidades, resultando que los temas de mayor preocupación eran la vigilancia del barrio, el graduado escolar y la costura o corte-confección. Tras la valoración de las propuestas, pusieron en marcha la “Escuela de adultos”, con alfabetización, pre-graduado y graduado escolar, además de un taller de bordado para niños y adultas. Las madres que sabían bordar enseñaban a las niñas las técnicas, y más adelante, para incluir a niños, se llevó a cabo un taller de cocina, del que se encargó un compañero de trabajo de Antonia. En dicho taller, niños y niñas preparaban platos y se los llevaban a sus casas para cenar. También se realizaron otros talleres de cerámica, mimbre, medioambiente, manualidades, campamentos de verano, juegos para niños y salidas culturales para mujeres.
Las subvenciones al principio se gestionaban a través de la asociación de vecinos, pero se dieron cuenta que debían formar una asociación para gestionar todas las actividades culturales. Así, la Asociación Solidaridad NIJA fue constituida en 1992. Los primeros talleres se hacían en la sede de la Asociación de Vecinos, hasta que pasaron al Colegio Pedro Garfia. Tras el derrumbe de un aula, el colegio cerró y permitieron a NIJA usar las aulas para realizar los talleres, encargándose la misma asociación del mantenimiento del mismo.
Antonia y Cristina confiesan haber tenido mucha suerte con las personas que les han prestado su ayuda. Por ejemplo, una comunidad cristiana del barrio sevillano de los Remedios decidió colaborar en el barrio, enviando a dos maestras, una bióloga y dos arquitectas para que se encargaran de la educación de adultos. Consiguieron preparar y titular a los estudiantes de graduado del barrio. A las actividades acudía población de la Bachillera y de los barrios colindantes, como San Jerónimo. Después de varios años de alfabetización de adultos, y tras la extensión de este tipo de proyectos a todos los barrios, decidieron finalizar con la educación de adultos y centrar sus fuerzas y recursos en la atención a niños y niñas. Niños y jóvenes fueron creciendo, y tras talleres de formación y de conocimiento compartido, materializado en iniciativas como la creación del periódico de la Bachillera, algunos jóvenes realizaron cursos de formación de Animación Sociocultural, que les permitió a muchos de ellos viajar al extranjero, bajo la organización del Distrito Norte, al que pertenece la Bachillera. Se constituyó un grupo de monitores muy cohesionado donde la amistad construida perdura hasta hoy, ya que las experiencias que compartieron como monitores en talleres y campamentos, salidas culturales y juegos, les hizo desarrollar un gran sentimiento de unidad y compromiso con los niños y niñas de su barrio, ofreciéndoles modelos sanos, cercanos a sus realidades, ya que sus educadores eran sus vecinos.
Sindicato que quedó constituido el 7 de marzo de 1977 tras una asamblea celebrada en el claustro de la Catedral de Barcelona, a la que acudieron 300 trabajadores de las empresas periodísticas de la capital catalana.